Suele decirse que de todos los errores se aprende algo, que un tropezón no es caída, que no hay mal que por bien no venga. ¡Vaya si será cierto! Prueba de esto es la historia de Stephanie Tatin, una cocinera francesa que en plena Belle Époque quemó las manzanas de una tarta y, para solucionar el percance, tuvo una idea que se convirtió en un postre muy famoso: la Tarte Tatin. O el tropiezo de Pascual Baylon, un fraile mexicano que en la época colonial de Puebla, volcó sin querer los ingredientes que llevaba en un fuentón adentro de la olla en la que se cocinaban las aves para un banquete. Su traspié fue el origen del mole.
Éstas y otras leyendas del mundo en torno de la cocina están reunidas por Melina Barrera en su primer libro, Diez gotitas de azar. Una decena de historias de recetas nacidas como producto de un accidente culinario, de la distracción de un cocinero o simplemente del azar, que circularon de boca en boca y sobrevivieron en las diferentes cocinas del mundo a través del tiempo.
Arroz con azafrán, tapas, cucuruchos, crêpes Suzette y cookies con chips de chocolate, entre otras, forman parte de este recetario que adaptó las fórmulas al paladar infantil.
Y como todo buen plato de comida primero entra por los ojos, las ilustraciones de Miren Asiain Lora que acompañan estas leyendas y recetas resultan tan bellas como poéticas. Se presenta así este menú delicioso, pensado para leer y degustar en familia.