Relato de Vanesa Jalil / Ilustraciones de Julio Ibarra
Norita, así le dicen. Tal vez por su estatura, porque es muy bajita, o por esa vocecita tan dulce, que invita a la charla. O quizá tenga que ver con su sonrisa amigable. Pero, seguro, es Norita por el amor y la admiración que nos despierta esta mujer de jóvenes 89 años, que supo sobreponerse al dolor, que superó los miedos y se embarcó en una búsqueda que ya lleva cuarenta años. Norita es una de las Madres de Plaza de Mayo, una de las que aprendieron en el camino que ya no buscaban a su propio hijo sino a todos y que ese recorrido no sería individual sino colectivo. Como una hormiguita inquieta, Norita caminó y en ese trayecto fue aprendiendo la necesidad de ser solidaria, de acompañar a los que sufren, de protestar ante cada injusticia, de rebelarse ante el autoritarismo. Norita, nuestra hormiguita viajera, siempre está con quien la necesite.
Ella sigue su camino. Y a cada paso, encuentra nuevas luchas por las que pelear. ¿Es importante hacer conocer nuestra historia? Entonces ahí está Norita, charlando en las escuelas con los niñ@s. ¿Hace falta frenar la violencia machista? Ahí la vemos encabezando la marcha del Ni Una Menos. ¿Es urgente pelear contra los despidos de tantos trabajadores? Ahí también está Norita acercándose a las fábricas, escuchando a los laburantes, conociendo sus problemas, solidarizándose con su lucha y apoyando sus reclamos. Norita es de esas personas que nos marcan el camino, que nos enseñan con su ejemplo de dignidad y coherencia. Norita es nuestra querida aventurera, y queremos que vos la conozcas…