¿Alguna vez sentiste sobre tu espalda el peso de tener que hacer todo perfectamente perfecto? ¿Tal vez perdiste mucho tiempo que preferirías haber usado para jugar con amigas y amigos? ¿O te pusiste triste o te enojaste cuando algo no salió exactamente como vos esperabas? ¿O dejaste de hacer cosas que querías por miedo a equivocarte? Algo de esto (en verdad bastante) es lo que le pasa a Vera, y esta es su historia…
Vera era una niña que vivía sus días perfectos, perfectamente ordenados. Cada día era igual al siguiente. Desayunaba y se preparaba para ir al colegio peinándose perfectamente. Llegaba perfectamente puntual a la escuela, y hacía la tarea perfecta en un cuarto perfectamente ordenado… Vera contaba con muy poco tiempo para hacer nada más que organizar toda esa perfección… pero tenía todo bajo control. O al menos eso creía…