La plácida vida de un niño y su amiga Oumy se ve truncada un día cualquiera. De repente el tranquilo pueblo junto al mar cristalino en el que viven, es azotado por un acontecimiento inesperado que obliga a sus habitantes a marcharse. El niño permanecerá allí solo, y deberá reconstruirse a sí mismo a partir de los restos de la vida anterior. Las piezas del puzle que no parecen encajar demasiado bien. Es un proceso duro. Allí no queda nada ni nadie. Ni siquiera el mar.
Éleonore Douspis construye una historia sobre la capacidad de recuperación en la que el protagonista deberá sobreponerse a una experiencia angustiosa con las herramientas que tiene a su alcance. Para ello le será de gran ayuda tomar como referencia el propio libro donde habita (con sus numerosas solapas y pop-up) y pensar en las limitaciones de este.