María Teresa Andruetto
Las historias de miedo nacen de la necesidad de hablar de esos miedos, de enfrentarlos a través de las palabras.
Porque las palabras, que a veces asustan, pueden también curarnos.
Desde el comienzo de los tiempos, el miedo de los hombres ha tomado diversas formas: demonios que nos visitan para ponernos a prueba o proponernos inquietantes pactos, como en La Salamanca; personas que comen a otras personas, como los ogros y las brujas, pero son los muertos que regresan a visitar el mundo de los vivos bajo la forma de vampiros o fantasmas o zombies, los habitantes privilegiados de estos cuentos.